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jueves, junio 17, 2010

Fear and Loathing in Las Vegas

Fear And Loathing in Las Vegas es una película dirigida por Terry Gilliam, filmada en el año 1998; está protagonizada por Johnny Depp y Benicio Del Toro. Esta cinta es una adaptación del libro (del mismo título) de Hunter S. Thompson.

La obra literaria fue lanzada en 1971, y la película está colocada también en el mismo espacio temporal. Ahí es donde empieza la dificultad de su abordaje, porque si hay que analizarla desde la cultura de la cual proviene, es necesario ubicarse en algún punto de la historia: la época en la que está basada y/o la época en que es producida. Partiré entonces desde la fecha en la que está basada la película: 1971.

¿Qué sucedía en Estados Unidos en 1971? Hunter S. Thompson escribió su crónica en un momento histórico particular. Para 1971 Vietnam continuaba, sin embargo el gobierno había reducido el presupuesto para la guerra y había fracasado la ley Woodson, que tenía como objetivo aplicar la convertibilidad del dólar al oro. El dólar sufrió una gran devaluación. También había una crisis social en Estados Unidos, producto de todo lo sucedido en la década anterior. Los avances y éxitos que se veían aflorar con la revolución sexual, caían como otro pensamiento iluso. La generación a la que se alude en la película es aquella que vivió esos acontecimientos y compartió los mismos ideales. Son dos sujetos que atravesaron la época y que para 1971 estaban en otra posición.


Tanto en la novela, como en la película hay una saturación de la anécdota, para al final decir que eso es lo único que queda de una generación, en la siguiente cita del libro, que es reproducida fielmente en la cinta, es donde yo encuentro el eje del sentido de la película y de la obra literaria:

Había una fantástica sensación universal de que hiciésemos lo que hiciésemos era correcto, de que estábamos ganando…
Y esto creo yo, fue el motivo… aquella sensación de victoria inevitable sobre las fuerzas de lo Viejo y lo Malo – unas líneas más adelante dice – Teníamos todo el impulso, íbamos en la cresta de una ola alta y maravillosa…
Así fue que, en fin, menos de cinco años después, podías subir a un empinado cerro en Las Vegas y mirar al Oeste, y si tenías vista suficiente, podías ver casi la línea que señalaba el nivel de las aguas… aquel sitio donde el oleaje había roto al fin y había empezado a retroceder.


¡Pura Vida!

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