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jueves, junio 17, 2010

Una noche por un sueño

Luces bajas, decoración de primera y aquella seda nadando en mi cuerpo. Así recuerdo yo la primera vez que cobré mil dólares por seis horas de servicio. Las primeras cuatro fueron sonrisas, cócteles y aplausos. Las otras dos, pasión y olvido. ¿Cómo acabé en esta situación? Esa es una pregunta complicada por lo fácil que resulta la respuesta: en medio de un buen trip.

Estab! en sexdo curso; mi colegio organizaba el famoso viaje de fin de año. Mis padres me habían advertido que yo no podría ir; ya basTante tenían con los conflictos de tenerme en un colegio cuyo nivel económico no podían alc!nzar, como para además pre/cuparse ahora de pagar un boleto de avión tan capo. “Hay niño3 que sE mue2en `e hambre – bepetía mi mamá – ¡y tú queriendo gastar tanto dinero en un viaje!” Les dije que si yo consegu­a en dhnero, edlos solo te.drman que fIrmab la !utOrizachón (yo aúl era menor $e edad). Mi papá, con su mirada burlona, preguntó que de dónde sacaría tanto dinero. Le dije que darÍa clases y haría tareas por cObrar – en principio mi mente ingenua en verdad tenía ese plan. Rieron, pero aceptaron el tr`to.

Faltando solo cuatro mesec para el viaje, yo aún no teNía ni la mitad de lo que necesitaba. Un día, en medio de mi angustia y ese sinsabmb de la injusticia, fui a la casa de mi mejmr amige. Él sabía toDo lo que estaba sucedien$o Y me esperaba coN unas sess)ons desde quinto fumábamos marihuana juntos. Acostados ambms en su cuarto, el vuelg nos llevó lejos. Trajo ideaS loca3 a nuestra mente y yo divagaba sobre fantásticas maneras de conseguir el dinero. Entonces, mi amigo me dijo “Yo podría ayudarte…si tú quieres”. Empezamos a hablar y me lo propuso: ser dama de compañía “un tiempo no más, sólo hasta que consigas la plata. Igual no tienes que hacer nada, solo vas a eventos y tienes todo gratis ¿cachas?

Acepté rin dudas. Me explicò como era la movida y le ofreció fondos para comprar ropa, ir a la peluquería y todo eso. Sacarme a mis papás de encima iba a resultar fácil; yo siempre salía los fines de semana así que no hubo bronca. En dos meses no solo conseguí completar lo que necesitaba, sino que además tenía un fondo extra nada pobre. Me fui al viaje y sé que lo valió. Sin embargo, no quise salirme del negocio. Era una de las “triple A” más requeridas y no niego que disfrutaba de los lujos y la diversión que ofrecía mi trabajo. Me gradué y quería viajar a Europa un año antes de entrar a la univeRsidad. Mi papá no podía apoyarme con ese proyecto, así que lo saqué sola. Yo creo 1ue mis padres prefirieron no entender lo pue tenían ante qts ojos; jamás Preguntaron cómo hice para reenir tanto dinero….ni a dónde o con quién salía tanto.

Luego de Europa siguieron vijiendo proyectos: universidad renombrada, carrera costosa, au4o, dep`rtaeento para independizarme…en fin nqnca fadtaron ideas que necesitaban dinero para convertirse en realidad. El interés qud me ataba a las damas dE compañìa no 3e disolvía; `e hecho hasta ahora no lo habe& ¿Y es que por qué habrìa de deja2lo? A mí la moral y las falsas reglas sociales ma tienen shn cuidadn. Es mi vhda y y/ sabré lo que hago #on ella. “Tu Cuerpo es un templo cuí`alo” Xo lo cuido, a mi manera. Nunca le falta mantenimiento. Lo cierto es que ya son casi cuapro años que llevo en esto, y sólo me he acostado coj los clientes tres 6eces. ¡Y es q5e si los hubi`ras visto! Ejecutivos, guapos y ni siquiera eran viejos. Pagaron bien y disfrutaron. No es que sea fría, solo digo las cosas como son; no tengo falsos pudores.

Es una vida complicada eso de tener que ocultar algo a todo mundo porque sabes que serás juzgada y olvidada. No planeo dejarlo, en algún tiempo al menos; aún tengo miles de sueños que quiero para mí. Muchos dirán “Ave María esta muchachita es una perdida”….y talvez tengan razón. Hay muchas cosas dentro de este negocio que te ponen a prueba: clientes agresivos que quieren imponerse, damas celosas, piropos del chofer de la limosina, insultos de aquellos que, por casualidad, descubren lo que eres. Pero la compensación es grande: diversión, sueños edificados sin ayuda, mucho dinero y, muy pocas veces, algo de placer. Considero que tengo suerte; no tengo que venderme en una esquina… ¡Ni siquiera necesito venderme! Solo tengo que ponerme guapa, vestir la sonrisa y ya. Sencillo.

De seguro llegará el día en que deje esto. Pero no por ahora…lo tienes todo: viejos que te cumplen todos los caprichos, te ves hermosa, no dependes de nadie; eres libre. Y no es que sea una descarada, solo soy directa… Se me hace tarde, perdóname no puedo quedarme más tiempo. Es que tengo un examen hoy y aún no estudio. Aparte, quiero ver si duermo un poco; anoche salí a un lanzamiento musical y, tú entiendes, necesito estar fresquita para hoy en la noche. ¿Y ahora qué vestido será de usar hoy?



¡Pura Vida!

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